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20 de julio de 2013

Esta tu empresa preparada para la migración a SEPA?

A partir de febrero de 2014 se aplicará con carácter obligatorio el SEPA (Área Única de Pago en Euros) un paso hacia la integración económica y monetaria en Europa, creando un horizonte de pagos unificados en la Eurozona y todas las empresas que realicen o reciban pagos en Euros estarán obligadas a cumplir con la legislación. Esto quiere decir que las empresas tendrán que asegurarse de que todos los datos de pago vienen en el formato indicado en las normativas. 


La zona SEPA está integrada por los 27 países miembros de la Unión Europea, así como Islandia, Noruega, Suiza, Mónaco y Liechtenstein.

El proyecto SEPA hace posible que los usuarios de transferencias bancarias, domiciliaciones y tarjetas de estos 32 países, dispongan de un único conjunto de estándares y normas. En consecuencia es importante destacar que todos los instrumentos de pago todos los pagos -nacionales o transfronterizos entre los países de la zona SEPA- van a afectar a todas las empresas y negocios, incluyendo pymes y autónomos unificándose  en términos de sencillez, seguridad y eficacia.

La migración de los datos a este nivel no es un proceso sencillo, ni rápido y aunque la legislación SEPA ha estado en el horizonte desde hace más de diez años cuando los gobiernos de la Unión Europea la establecieron en la Agenda de Lisboa en marzo de 2000, muchas compañías todavía no han iniciado el proceso hacia el cumplimiento. Se puede especular sin fin sobre las razones de este hecho, pero ya no hay tiempo para eso, y se acerca el momento de actuar – en otras palabras, las empresas que no hayan iniciado todavía la migración tienen que hacerlo ahora para evitar las potenciales sanciones financieras y diferentes riesgos empresariales causados por el retraso de los pagos.

Las sanciones por no cumplir la legislación se establecen a nivel de cada país, pero a menos que las empresas puedan demostrar que han hecho un esfuerzo para cumplir, o han implantado planes robustos para ponerse al día si llevan retraso sobre lo establecido, se podrían imponer severas sanciones financieras. Las empresas que piensan que pueden posponer a mañana el inicio de la migración al SEPA no podrán cumplir con la fecha límite e incurrirán en importantes sanciones.

Sin embargo, quizá lo más preocupante sea el impacto que los pagos atrasados tendrán sobre los procesos operativos de las empresas. Si se toman en cuenta los elementos de una compañía que se ven afectados por los pagos, el no cumplimiento es un problema que atañe a toda la empresa. Es este aspecto el más preocupante ya que no solo afecta a las empresas que no hayan cumplido. El retraso en los pagos tendrá un impacto negativo sobre los proveedores, los clientes y los empleados de la empresa. Las empresas que no han iniciado el proceso tienen que actuar ahora.

Las empresas con operaciones en varios territorios tienen que prestar especial atención al cumplimiento – el SEPA pretende resolver el problema que actualmente plantean diferentes modelos de pagos y requisitos de información en diferentes países, y como tal, puede haber más datos para verificar. 

La incapacidad de procesar elementos claves de una cadena de suministro expone a una empresa a un enorme riesgo – un riesgo que podría tener un impacto sobre la capacidad de la empresa para ofrecer a sus cliente bienes o servicios si se carece de componentes cruciales. Ninguna compañía quisiera asufrir el efecto colateral para la reputación de la empresa  -- en tiempos difíciles, la confianza del cliente es clave y una vez que se pierde la confianza, puede pasar mucho tiempo hasta que se recupera (junto con el propio cliente).

Se produce una amenaza más directa al flujo de caja de las empresas con la recogida de pagos de débito directos. Es el acreedor el que inicia dichos pagos y habrá que asegurarse de que los débitos directos contienen la información de cuenta bancaria correcta y compatible con el SEPA y que las instrucciones se suministran en formato aceptable para su banco. Con clientes, en particular consumidores unifamiliares con un IBAN, conseguir información correcta no es fácil. Además, una empresa tendrá que pensar en cómo se gestionan los mandatos de débito directos y si se necesita volver a firmar el mandato. De forma bastante sencilla, el cumplimiento del SEPA aborda cada aspecto del negocio.

Por lo tanto ¿qué es lo que se tiene que hacer y cuánto tiempo se necesita? Desgraciadamente, para aquellas empresas que todavía no han iniciado los pasos hacia la migración, no se trata simplemente de darle a un botón y tener todos los datos necesarios comprobados, verificados y modificados. Primero, se tendrá que verificar los datos de pagos de la empresa para ver donde puede haber errores y luego dichos errores tendrán que solucionarse – a mano, para la mayoría, a medida que se suministran y modifican los detalles bancarios incorrectos o que faltan.

Existe soporte externo para ayudar a la migración, en particular referente al suministro de validación de datos de cuentas bancarias y conversión del IBAN para que cumpla con el SEPA. Aunque se puede llevar a cabo algún trabajo internamente, no existe una guía definitiva para saber cuánto le llevará a una empresa la migración. Dependiendo del tamaño de la empresa y de su envergadura a nivel local y en la Eurozona, este proceso puede durar meses – y la experiencia de aquellas compañías que ya han terminado el proceso sitúa la media entre diez y doce meses. A tan solo nueve meses de la fecha límite ¿una empresa puede permitirse esperar?

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2 comentarios:

  1. Muy buen artículo, por lo general las empresas españolas están al margen o están bastante desinformadas acerca de los sistemas para hacer su cobros y pagos, ya que todo esto lo dejan para que sea el propio banco quien corra con todas estas gestiones esperando a que le cobren una comisión. El problema muchas veces está en que el personal del banco tampoco está al corriente.

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  2. Gracias por tu aportación Carlos, es cierto que la desinformación es uno de los grandes problemas pero a escaso tiempo de la puesta en marcha del SEPA se presupone que tan sólo el 10% de las empresas tienen adaptados sus sistemas.
    No obstante uno de los grandes problemas serán las sanciones en las que incurrirán las empresas por no cumplir la legislación.
    Sin embargo, quizá lo más preocupante sea el impacto que los pagos atrasados tendrán sobre los procesos operativos de las empresas.

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